Administrar una Residencia
- Students Buenos Aires
- 10 nov 2018
- 2 Min. de lectura

Por Yamila Domínguez
Nelly es encargada de una Residencia Universitaria para mujeres y está ubicada en Avenida Córdoba, en la zona de las facultades de Medicina y Economía de la UBA. Llegó desde hace más de dos años y con su voz cálida y sus modos de mamá que reconfortan y hacen sentir que uno se sienta más cerca de casa. En su voz, nos relata sus actividades, historias que la marcaron y más detalles.
- ¿Cómo es ser encargada de una residencia?
- Ser encargada de una residencia es tratar de construir un espacio cómodo para las mujeres estudiantes, trabajadoras, buscando la unión y la armonía para todas.
- ¿En qué consiste tu trabajo?
- Mi trabajo es el de limpiar los espacios comunes, ordenar, mantener el orden general, tanto del lugar como de sus ocupantes, los roces, pero son eso.

- ¿Te toca jugar otro rol con las chicas que conviven con vos?
- Si, además de mis tareas habituales hay otras que cumplo, como madre, que me salen sin pensarlo. A veces creo que son las hijas que no tuve, también soy la tía, la hermana, la amiga. Dar un consejo, ayudar, interceder entre ellas.
- ¿Qué destacás de las chicas que vienen a estudiar a otro país?
- Destaco que esas niñas, mujeres, porque muchas de ellas vinieron de muy jovencitas, que llegan desde distintos lugares sin conocer el idioma, pero con el firme propósito de llegar a tener un titulo, un trabajo, o superarse. Hay historias de vida, de lucha, que me emocionan. Estoy orgullosa de ellas porque son valientes y decididas.
- ¿Cómo es la convivencia?
- La convivencia es lo más parecido a una familia cualquiera, hay roces, abrazos, afectos, alegrías. A pesar de tener distintos horarios de rutina, siempre hay ratos para sentarse y charlar, disfrutar alguna comida juntas, ver televisión.
- ¿Podrías contar alguna historia que te haya marcado?
- En más de dos años que llevo en esta residencia, hay una historia muy triste y dolorosa, de la cual quedo una marca, muy importante. Una joven preocupada porque no volvía del baño, su compañera de cuarto, se lo manifestó a otra chica, y juntas decidieron ver qué pasaba. En verdad, lo que se observaba era una mujer tirada en el piso del baño: La desesperación llevo a romper un vidrio de la puerta. Sin el temor de cortarse, primero se pensó en la otra persona. Fue una noche muy larga, policías de todo tipo, los pasillos se llenaron de hombres y mujeres de azul, camilleros, una doctora...
Como mujer mayor encargada del lugar me toco ir al hospital como acompañante, no quiero mencionar lo que trato de hacer esta joven mujer, que gracias a dios salvo su vida y a nosotras nos quedo esa vivencia que nos unió, que nos recuerda que siempre tenemos alguien de nuestro lado con quien contar.
- ¿Esa situación requirió algún cambio?
- A partir de ese momento surgió el grupo de Whatsapp, para que todas supieran su estado de salud; hoy lo seguimos teniendo y allí subimos de todo: Saludos de cumpleaños, por las fiestas, cosas lindas y otras no tanto, pero siempre se mantiene la unión. Si alguna llora siempre le aparecerán hombros y pañuelos, porque nunca se está sola. Yo, orgullosa de mi trabajo y orgullosa de esas chicas que tratan de mejorarse día a día.

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